La Navidad
Cómo preparar a las personas mayores para la Navidad, especialmente si no se pasa en casa
La Navidad es una época de encuentros, emociones y recuerdos. Para muchas personas mayores, estas fechas tienen un significado profundo: reuniones familiares, tradiciones, comidas especiales y la compañía de seres queridos. Sin embargo, cuando la Navidad no se pasa en casa, sino en otro domicilio familiar o incluso en una residencia temporal, pueden surgir dudas, nerviosismo o cambios que conviene preparar con antelación.
En Attento Bienestar creemos que acompañar con cariño y organización puede convertir estas fiestas en momentos llenos de bienestar, incluso cuando la rutina se altera. Aquí te damos las claves para que la transición sea tranquila, cómoda y emocionalmente positiva.
Si necesitas más información
Anticipar los cambios: hablar, escuchar y preparar juntos
Para algunas personas mayores, los cambios pueden generar incertidumbre. Por eso, el primer paso es informarles con tiempo de cómo serán las fiestas, dónde se celebrarán y quién estará presente.
- Hablar con calma sobre la planificación.
- Resolver dudas o temores (traslados, horarios, duración).
- Involucrarles en la organización: elegir un postre, preparar un detalle, escoger ropa para ese día.
Cuando la persona siente que tiene un papel activo, vive el cambio con más serenidad.
Preparar un “kit navideño” con lo esencial
Si la Navidad se pasa fuera de casa, es recomendable preparar una pequeña maleta o bolsa con todo lo necesario. Esto evita imprevistos y aporta sensación de estabilidad.
Incluye:
- Medicación organizada y revisada.
- Documentación y teléfono cargado.
- Ropa cómoda y prendas de abrigo adecuadas.
- Zapatillas y calzado antideslizante.
- Artículos de higiene personal.
- Sus gafas, audífonos o prótesis (y pilas de repuesto si corresponde).
- Un objeto emocional: foto, libro, manta, colgante… algo que les dé seguridad.
Llevar consigo elementos familiares es clave para que se sientan más en casa, aunque estén en otro lugar.
Tener en cuenta sus necesidades de movilidad y salud
Las fiestas suelen implicar desplazamientos, mesas llenas de gente o entornos más ruidosos de lo habitual. Es importante prever:
- Sillas cómodas y accesibles para evitar dolor o cansancio.
- Evitar escaleras si hay problemas de movilidad.
- Planificar descansos durante el día.
- Adaptar la alimentación si existen restricciones (diabetes, hipertensión, digestiones pesadas).
- Comercios o salones con calefacción adecuada para que no pasen frío.
El objetivo es que disfruten sin que el ambiente les resulte abrumador.
Evitar la sobreestimulación: celebraciones a su ritmo
La Navidad suele traer ruido, actividad constante y reuniones largas. Aunque es emocionante, puede resultar agotador. Escuchar sus señales es clave:
- Permitir que descansen cuando lo necesiten.
- Evitar ambientes muy ruidosos.
- No forzar conversaciones o actividades.
- Facilitar un espacio tranquilo para desconectar un rato.
El bienestar emocional también forma parte de unas buenas fiestas.
Mantener sus rutinas tanto como sea posible
Las personas mayores encuentran estabilidad y seguridad en sus rutinas diarias. Incluso fuera de casa, conviene mantener:
- Horarios aproximados de medicación.
- Tiempos de comida regulares.
- Ratitos tranquilos para leer, ver la tele o hacer lo que les guste.
- Hora de descanso habitual.
Adaptarse a un entorno nuevo es más fácil cuando se mantienen ritmos conocidos.
Fomentar su participación en las celebraciones
La Navidad puede ser un momento precioso para reforzar vínculos. Involucrar a las personas mayores en pequeñas actividades les ayuda a sentirse útiles y queridos:
- Ayudar a poner la mesa.
- Pelar algunos ingredientes.
- Contar historias o anécdotas navideñas de otros años.
- Elegir villancicos para poner de fondo.
- Encender luces o decorar un pequeño rincón.
Lo importante no es la tarea, sino la participación emocional.
Prevenir emociones difíciles: nostalgia, soledad o confusión
Las fiestas también pueden despertar tristeza o recuerdos dolorosos. Es esencial acompañar:
- Validar sus emociones sin minimizar (“es normal echar de menos a…”).
- Cuidar que no se sientan desplazados entre reuniones grandes.
- Crear pequeños momentos de intimidad familiar.
- Hacerles sentir presentes y necesarios.
Una caricia, una conversación tranquila o un simple “me alegro de que estés aquí” puede marcar la diferencia.
Si hay deterioro cognitivo: simplificar y acompañar
En personas con Alzheimer u otras demencias:
- Mantener celebraciones cortas y controladas.
- Evitar cambios bruscos.
- Presentar a las personas con calma (“esta es Marta, tu sobrina”).
- Tener fotos o elementos familiares a mano.
- Vigilar los riesgos: fogones, escaleras, cables, alfombras.
La Navidad puede seguir siendo bonita, pero adaptada a su realidad.
Organizar la Navidad para una persona mayor requiere cariño, tiempo y previsión. Desde Attento Bienestar, podemos ayudarte a preparar las fiestas con apoyo profesional: acompañamiento en desplazamientos, apoyo en la organización, supervisión de rutinas o asistencia en momentos clave.
Porque la Navidad es más bonita cuando todos la disfrutan, también nuestros mayores.
Con atención, cariño y planificación, puede ser una Navidad llena de calma, seguridad y emoción. 🎄💙