Comida saludable

Alimentos esenciales para una dieta equilibrada en personas mayores (especial verano)

La alimentación es un pilar fundamental en todas las etapas de la vida, pero cobra una relevancia especial en la tercera edad. Con el envejecimiento, el cuerpo experimenta cambios fisiológicos que afectan al metabolismo, la absorción de nutrientes y la percepción del hambre y la sed. Estos factores, sumados a posibles patologías o a la pérdida de autonomía, pueden dificultar el mantenimiento de una dieta adecuada y equilibrada.

Durante los meses de verano, además, las altas temperaturas y la disminución del apetito hacen que sea aún más importante prestar atención a lo que se come y cómo se come. En este artículo, abordamos cuáles son los alimentos esenciales para las personas mayores durante el verano y cómo adaptarlos en recetas sencillas y nutritivas que favorezcan su bienestar general.

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Cambios nutricionales en la vejez y su impacto en verano

Con el paso del tiempo, el cuerpo humano pierde masa muscular, se ralentiza el tránsito intestinal, disminuye la capacidad de percepción del sabor y la sed, y se incrementa la vulnerabilidad frente a estados de deshidratación. Por este motivo, durante el verano se deben extremar las precauciones con respecto a la hidratación, el aporte de nutrientes esenciales y la digestibilidad de los alimentos.

Además, muchas personas mayores viven solas o con poca supervisión, lo que puede provocar que opten por comidas rápidas, poco equilibradas o incluso prescindan de alguna comida del día. En estos casos, la clave está en ofrecer opciones sencillas de preparar, apetecibles y con un buen valor nutricional.

Alimentos recomendados para una dieta equilibrada en verano

El verano nos ofrece una gran variedad de alimentos frescos que se adaptan muy bien a las necesidades nutricionales de las personas mayores. Las frutas de temporada, por ejemplo, no solo aportan agua y fibra, sino también antioxidantes y vitaminas que fortalecen el sistema inmunológico. La sandía, el melón, la piña o el melocotón son especialmente recomendables por su contenido en agua, textura blanda y sabor suave.

En el caso de las verduras, conviene priorizar aquellas que puedan consumirse en crudo o cocinadas de forma ligera, como el tomate, el pepino, el calabacín o la zanahoria. Estas pueden incluirse en ensaladas, gazpachos, cremas frías o acompañamientos fáciles de digerir.

Los mejores alimentos para el verano

También es importante asegurar un buen aporte proteico, fundamental para evitar la pérdida de masa muscular y mantener una adecuada función inmunológica. Las mejores opciones son las proteínas magras, como el pollo, el pavo, los huevos, el queso fresco o el pescado blanco. En verano, platos como tortillas ligeras, ensaladas de atún con verduras, o pollo desmenuzado con arroz o puré son opciones muy bien toleradas.

Otro grupo clave son los hidratos de carbono complejos, como el arroz, la avena, el pan integral o las legumbres, que además de aportar energía de forma sostenida, mejoran el tránsito intestinal. Durante los meses de calor, pueden prepararse en ensaladas frías, cremas, purés o como guarnición de platos principales.

En cuanto a los lácteos, conviene elegir aquellos bajos en grasa y sin azúcares añadidos. El yogur natural, el queso fresco y la leche semidesnatada o vegetal enriquecida son opciones idóneas que pueden incorporarse en el desayuno, la merienda o entre horas para mantener una buena densidad ósea y evitar déficits de calcio o vitamina D.

Por último, no hay que olvidar las grasas saludables, como las que aporta el aceite de oliva virgen extra, el aguacate o los frutos secos naturales (en cantidades moderadas). Estas ayudan a mejorar la absorción de vitaminas liposolubles, a mantener el sistema cardiovascular en buen estado y a aportar energía de calidad.

El papel de la hidratación y las comidas ligeras

Uno de los principales riesgos del verano para las personas mayores es la deshidratación. La disminución de la sensación de sed puede hacer que no se beba suficiente agua, lo que afecta al funcionamiento renal, la concentración, el ritmo cardíaco y la temperatura corporal. Por eso, es fundamental recordar que hay que beber agua regularmente, incluso sin tener sed, y que los alimentos ricos en agua también contribuyen a la hidratación.

Además del agua, pueden ofrecerse infusiones frías, caldos suaves, batidos naturales o zumos sin azúcares añadidos. En todo caso, hay que evitar bebidas con cafeína, azúcares o alcohol, que contribuyen a la pérdida de líquidos.

Durante los meses de calor, también es aconsejable adaptar las comidas a un formato más ligero y frecuente: realizar cinco comidas al día en pequeñas cantidades, con preparaciones frías, frescas y fáciles de digerir, ayuda a mantener el apetito y mejora la tolerancia a las comidas.

Comer bien también es calidad de vida

Una alimentación adecuada no solo previene enfermedades, sino que mejora notablemente la calidad de vida, el estado de ánimo y la autonomía de las personas mayores. En verano, prestar atención a lo que se come puede marcar la diferencia entre un periodo agradable y saludable o una etapa con riesgos innecesarios.

Una dieta equilibrada permite mantener la energía suficiente para afrontar el día a día, favorece el descanso nocturno, mejora el estado de ánimo y refuerza la autoestima, especialmente en personas que han perdido el apetito o que presentan ciertas limitaciones físicas. Comer bien también significa disfrutar del momento de la comida como un acto social, placentero y significativo, especialmente cuando se comparte con otros o se cuida la presentación del plato.

En Attento Bienestar, entendemos que la alimentación es una forma de cuidado diario. Por eso, nuestros servicios de ayuda a domicilio incluyen también la supervisión y preparación de comidas adaptadas a cada persona, con el objetivo de que puedan alimentarse de forma segura, equilibrada y placentera.

Si necesitas apoyo en el cuidado de una persona mayor, tanto de manera puntual como continua, estamos aquí para ayudarte. Porque en cada pequeño gesto también se construye el bienestar.

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