Tips para cuidar a los mayores en olas de calor
Cómo cuidar a los mayores durante el calor extremo
Las olas de calor son cada vez más frecuentes, intensas y prolongadas. En este contexto, las personas mayores forman uno de los grupos más vulnerables. Su organismo tiene menos capacidad para regular la temperatura corporal, y muchas veces no perciben la sed o el calor con la misma intensidad que los más jóvenes. Por eso, es imprescindible tomar precauciones específicas que garanticen su bienestar y seguridad.
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¿Por qué son más vulnerables las personas mayores?
A medida que envejecemos, el cuerpo pierde eficacia en la autorregulación térmica. Además, muchas personas mayores conviven con enfermedades crónicas o toman medicación que puede alterar la percepción del calor o la capacidad de sudar. Todo esto, sumado a una posible falta de movilidad o a vivir en viviendas mal ventiladas, convierte a este grupo en prioritario durante episodios de altas temperaturas.
Hidratación constante (aunque no tengan sed)
Beber agua con frecuencia es la medida más importante. Sin embargo, muchas personas mayores no sienten sed o evitan beber para no tener que levantarse tantas veces al baño. Es clave fomentar el consumo de líquidos cada pocas horas: agua, infusiones frías, caldos suaves o zumos naturales sin azúcar añadido.
También puede ser útil ofrecer frutas con alto contenido en agua como melón, sandía, naranja o uvas, que ayudan a hidratar y refrescar al mismo tiempo.
Alimentación ligera y refrescante
Durante las olas de calor, conviene evitar comidas copiosas o muy calóricas. En su lugar, se recomienda optar por platos fríos, fáciles de digerir y ricos en nutrientes: ensaladas variadas, gazpachos suaves, cremas frías, pescados al vapor o a la plancha, yogures y fruta fresca.
No se trata solo de comer menos, sino de comer mejor, priorizando alimentos que aporten energía sin sobrecargar al organismo.
Mantener la casa fresca: ventilación y sombra
La vivienda debe convertirse en un refugio frente al calor. Ventilar a primera hora de la mañana y por la noche, bajar persianas y cerrar cortinas durante las horas centrales, y usar ventiladores o aire acondicionado con moderación puede marcar la diferencia.
Si no se dispone de climatización, puede improvisarse refrescando las estancias con toallas húmedas, pulverizadores de agua o colocando recipientes con hielo frente a un ventilador.
Ropa cómoda y adecuada
Parece una obviedad, pero es muy habitual ver a personas mayores con demasiada ropa “por si acaso refresca”. Es importante ayudarlas a vestir con tejidos naturales (como algodón o lino), colores claros y prendas sueltas que permitan transpirar.
También deben evitarse las prendas ajustadas o sintéticas, y recordar el uso de gorros o sombreros si se va a salir a la calle.
Evitar salir en las horas de más calor
Entre las 12 y las 18 horas, lo mejor es permanecer en casa. Las salidas, si son necesarias, deben programarse a primera hora de la mañana o al final de la tarde. Y si se sale, siempre con agua, ropa ligera, protección solar y acompañado, si es posible.
Además, es importante animarles a no realizar ningún esfuerzo físico durante esas horas (ni salir a caminar, ni hacer tareas domésticas intensas, etc.).

Revisión de la medicación
Algunas medicinas pueden aumentar el riesgo de deshidratación o alterar la respuesta del cuerpo al calor. Por eso, es fundamental consultar con el médico o farmacéutico si hay dudas sobre cómo afectan ciertos tratamientos durante una ola de calor.
No se debe suspender ni modificar ninguna pauta sin indicación profesional, pero sí estar alerta ante síntomas como mareos, fatiga extrema o confusión.
Acompañamiento y supervisión
La soledad puede ser un agravante. Las personas mayores que viven solas deben tener seguimiento frecuente, especialmente si ya tienen problemas de salud o movilidad.
Un simple mensaje diario, una videollamada o una visita pueden ser suficientes para detectar a tiempo si algo no va bien. Si no puedes estar pendiente, contar con un servicio profesional de cuidados a domicilio es una opción eficaz y segura.
¿Y si aparece un golpe de calor?
Hay que estar atentos a señales como piel seca y caliente, confusión, dolor de cabeza, debilidad, vómitos o pérdida de conciencia. Ante estos síntomas, es urgente actuar: trasladar a la persona a un lugar fresco, hidratar si está consciente y llamar a emergencias. No se debe subestimar un golpe de calor: puede ser grave o incluso mortal si no se trata a tiempo.

El calor extremo puede ser un enemigo silencioso para las personas mayores. Por eso, la prevención es la mejor herramienta para disfrutar del verano sin sobresaltos. Desde una alimentación adecuada hasta el control del entorno y el acompañamiento emocional, cada detalle suma.
En Attento Bienestar, nos preocupamos por el bienestar integral de las personas mayores. Si necesitas ayuda para cuidar a un familiar en casa durante los meses de calor, cuenta con nuestro equipo profesional. Porque cuidar bien es también saber adaptarse a cada estación.