Mascotas
Cómo los animales de compañía transforman el día a día de los mayores
En la tercera edad, muchas personas experimentan cambios significativos en sus rutinas, relaciones sociales y entorno familiar. La pérdida de seres queridos, el aislamiento o el simple paso del tiempo pueden provocar sentimientos de soledad o tristeza. En este contexto, las mascotas se han convertido en una fuente valiosa de compañía, alegría y estímulo emocional para muchas personas mayores. En este artículo analizamos cómo los animales pueden mejorar el bienestar de nuestros mayores y qué aspectos hay que tener en cuenta antes de adoptar uno.
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Compañía constante que combate la soledad
Uno de los beneficios más evidentes de tener una mascota en casa es la compañía que ofrece. Ya sea un perro, un gato, un canario o incluso un pez, los animales generan una presencia constante y afectuosa. Este vínculo puede ser especialmente beneficioso para quienes viven solos, ya que las mascotas ayudan a reducir la sensación de aislamiento, proporcionando rutinas y momentos compartidos.
En personas mayores, esta relación puede mejorar notablemente el estado de ánimo, aportando una razón más para levantarse cada día y mantenerse activos.
Bienestar emocional: más alegría, menos ansiedad
Diversos estudios científicos han demostrado que convivir con una mascota reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y favorece la producción de serotonina y dopamina, responsables del bienestar y la felicidad. El simple acto de acariciar a un animal puede tener un efecto relajante, disminuyendo la presión arterial y calmando la ansiedad.
Además, las mascotas fomentan la empatía y el sentido del cuidado, valores que en muchas personas mayores siguen muy presentes y que pueden reforzarse con la presencia de un animal.
Estimulación física y mental
Tener una mascota implica responsabilidades y tareas diarias que favorecen la estimulación tanto física como mental. Pasear a un perro, dar de comer a un gato o limpiar una jaula, por ejemplo, contribuyen a mantener una rutina activa.
Estas pequeñas acciones suponen un ejercicio físico moderado que es muy beneficioso en la tercera edad, además de mantener la mente ocupada y mejorar la autonomía. En muchos casos, esta actividad diaria puede incluso prevenir o ralentizar síntomas relacionados con el deterioro cognitivo.
Facilitan la socialización
Las mascotas también pueden actuar como puente social. Pasear con un perro por el barrio, llevarlo al parque o al veterinario se convierte muchas veces en una oportunidad para conversar con otras personas, intercambiar experiencias o entablar nuevas amistades.
La socialización en la vejez es clave para prevenir el aislamiento y mejorar la calidad de vida. Por eso, una mascota puede abrir puertas no solo dentro del hogar, sino también hacia el exterior.
¿Qué tipo de mascota es la más adecuada?
No todas las mascotas son aptas para todas las personas mayores. Es importante tener en cuenta factores como el estado de salud, la movilidad, el espacio del hogar o la experiencia previa con animales. Algunas opciones recomendables son:
- Perros pequeños: ideales si se puede pasear a diario. Son cariñosos, fieles y muy sociables.
- Gatos: más independientes, requieren menos atención continua y son una excelente compañía.
- Aves o peces: más sencillos de cuidar y también aportan presencia y vida al hogar.
Es recomendable optar por razas tranquilas y considerar la adopción de animales adultos, ya que suelen tener un temperamento más estable y no requieren tanta educación o energía como los cachorros.
Consideraciones antes de adoptar una mascota
Antes de tomar la decisión de incluir una mascota en la vida de una persona mayor, conviene valorar:
- Capacidad física para atender sus necesidades diarias.
- Disponibilidad de tiempo y apoyo en caso de enfermedades o ausencias.
- Coste económico de alimentación, veterinario y accesorios.
- Alternativas de cuidado en vacaciones o emergencias.
En algunos casos, los familiares o cuidadores pueden colaborar en estas tareas, asegurando que el bienestar del animal y de la persona estén garantizados.
Un apoyo emocional también para cuidadores
Cuando una persona mayor está al cuidado de otra (ya sea un familiar o cuidador profesional), la presencia de una mascota también puede tener efectos positivos para ambos. Se genera un ambiente más alegre, se comparten responsabilidades y, muchas veces, el animal se convierte en un lazo afectivo común que facilita la convivencia.
Además, en contextos de atención domiciliaria, las mascotas pueden suavizar momentos difíciles o generar conversaciones que alivian tensiones emocionales.
Las mascotas son mucho más que animales de compañía. En la vida de una persona mayor, pueden convertirse en auténticos compañeros de viaje, aportando cariño, rutinas saludables, distracción y bienestar emocional. Elegir la mascota adecuada, con el apoyo de la familia o los cuidadores, puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida en la vejez.
En Attento Bienestar creemos en el valor de los pequeños gestos que mejoran la vida de nuestros mayores. Y una mascota, sin duda, es uno de ellos.